A word by my soul...

La proyección de nuestros más grandes miedos...

jueves, 13 de octubre de 2011

La Primera y Ultima tentación del Diablo



Me engendré  del pecado de los ángeles,
Y la blasfemia de los demonios.
Fui concebido en un limbo de inocencia y maldad…
Cuando estaba por tomar forma dentro del amnio de los ángeles,
Él descubrió mi inocente huella dentro de uno de sus hijos…
Yo era el estigma maldito,
El que evidenciaba la desobediencia al creador.
Y como tal, debía ser purificado.
Mi padre se negó.
Y me arrancó del inexistente útero de mi cáliz anglicano.
Tomé forma en un vientre sinuoso, lleno de licores sexuales, en el centro del infierno,
La morada de mi padre, lo más parecido a un vientre que pudo conseguir.
Mis ojos se tiñeron del color del vino,
Mis labios de su sangre…
Mi cuerpo se formó en los contornos de una perfecta fusión…
Dulzura y maldad…
Dentro de mi nuevo hogar,
Una noche de luna llena, cuando el cielo del inframundo se teñía de un color rojo infeccioso, y yo era ya una criatura nacida,
Luzbel me miró….
Contuvo su respiración violenta y sofocante,
y por un instante el infierno perdió su calor y su aura.
Los condenados dejaron de sentir el dolor de su condena,
y el fuego dejó de quemar,
En la tierra los seres humanos dejaron de pensar en hacer el mal.
Y Dios pudo sentir que casi había ganado a la maldad del reino bajo sus pies…
El Señor de la Oscuridad había perdido el aliento, posando sus ojos en mí, en mi cuerpo, en mis cabellos, en mis ojos…
Supo entonces que existía sobre la tierra y sus polos una instigación que no había sido creada por sus manos,
Una que actuaba como ninguna otra,
Porque lo hacía sobre él.
Una auténtica incitación.
La Primera y Última tentación del Diablo.


martes, 20 de septiembre de 2011

CUANDO LOS SUEÑOS SANGRAN, ES PORQUE LOS HEMOS HERIDO CON EL INSULTO DE LA INCREDULIDAD...




Tú, que has nacido de la desesperación en mi alma,
Tú que has muerto cuando mi fe ha perecido en una peña demasiado filosa,
Tú que has despertado a la bestia moribunda que suplicaba por un poco de comida.
Aquella que enfermó cuando supe,
Que no existirías.
Y me cansé de esperarte.
Me cansé de aguardar a que el cáliz y su carne rosada se llenaran de una sangre que contuviera el fruto que serías;
Me he hartado de mendigar el amor de un ser que no está a mi alcance.
De un ser que ha nacido para ser una reliquia de la eternidad.
Pero a pesar de todo,
A pesar de los tiempos,
Sigo esperando,
Sigo aguardando a que nazcas,
Rogando que mil años no sean demasiados y que cuando hayas venido al mundo,
Aún puedas enamorarte de mí.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Bill Kaulitz

No tengo mucho por decir, salvo quizá que no he tenido tiempo para nada...

Porque??

Hace unos días, murió un amigo muy cercano de mi hermano...
Yo, la verdad lo vi una sola vez, todo un día...y eso fue todo lo que me bastó para recordarlo.
¿Por qué la gente buena muere de forma tan cruel?
¿Por qué Dios lo permite?
En ningún momento deseo desafiar, ni insultar, porque no, ese no es el objetivo.
El objetivo en si es encontrar algo, un algo que nos de un alivio; resignación, no, me nieog rotundamente, aceptación, tal vez, solo al hecho de que no volverá, pero, entonces, ¿Qué es lo que debemos hacer, y sentir cuando cosas asi pasan?
Él murió por huir de los que nos "protegen", el murió por culpa de alguien mas; él murio siendo joven y amado, él murió sin haber cumplido todos sus cometidos en la tierra...
´Si por pura casualidad alguien con el suficiente poder lee esto, piensa, piensa en cuanta gente dejaría de llorar si aquellos que van por las calles sintiendo que son dioses se detuvieran a pensar, y sintieran algo tan básico y tan relevante como la culpa.
Amen hasta que duela, digan que aman hasta que se les seque la lengua, pero nunca, nunca hagan daño.
Pensemos que DIos actúa de formas misteriosas, no porque estemos seguros, sino porque en nuestros corazones de mortales no existe la suficiente perfección y sabiduría como para conllevar algo tan cruel como esto. Pensemos que Dios actúa de forma misteriosa y que él sabe lo que hace y porque, porque solo así podremos seguir viviendo; porque es necesario que Dios en verdad sepa lo que hace, porque si el no lo sabe, que será de nosotros.
Elevemos una plegaria al cielo, porque en verdad confió en Dios, en que el lo protege, y sabe porque lo hizo, porque yo, yo no lo sé, yo no lo comprendo.
Lo unico que comprendo, es que él murió llevandose consigo el llanto de todos aquellos a quienes su corazón tocó. Él murió llevándose un pedazo de mi corazón entrelazado en el suyo. El murió, pero no dejó de existir.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Wounds


WOUNDS


Promete que no estarás cuando abra los ojos…
Promete que ya no dolerá la siguiente vez que me golpees.
Promételo
Porque si no es así, entonces me negaré rotundamente a seguir a tu lado
Aunque te amo, y tú sabes que es verdad.
Prosigue con la sátira que llamas vida.
Esta que me has obligado a ocupar.
Yo no quería vivir, no si iba a ser así.
Deje de soñar hace muchas noches, hace muchos cumpleaños
Y sin embargo todavía creo.
Creo en el cambio y en la mentira, vestida de verdad a medias.
No solo en el deseo inconcluso de tus noches sin remedio
Bésame solo una vez y regálame algo que sea solo para mí.
Será lo único que me llevaré a la tumba cuando haya cerrado los ojos.
Porque de verdad le traigo muchas ganas a eso, a cerrar los ojos por completo.
Por favor, dios, déjame ser feliz con eso que llaman egoísmo.
Déjame por una vez besar sus labios,
Sentir su abrazo y oírle decir “Te amo”,
Te juro que al día siguiente seguiré viviendo por los demás hasta el día en que tú decidas que deje de hacerlo.
Déjalo mentirme,
Hazlo que me mienta,
Y hazlo que me haga feliz…
Regálame un día completo para mí.
Ya no quiero morderme, porque los moretones se notan pero nadie los ve.
Nadie me dice que deje de hacerlo,
Porque a nadie le duele mi piel.
Nadie piensa que es cruel que me sienta de esa manera.
Nadie se detiene a mirarme, nadie lo hará.
¿Qué hago, Señor? ¿Qué hago para ya no sentir que me ahogo?
¿Cómo salgo a la superficie?
Olvídalo, ya no me interesa.
Siento la sedosa frialdad de mi indiferencia enrollarse alrededor de mi garganta.
Ella me ayudará a bien morir,
Gracias señora,
Gracias por mirar a donde nadie más se detenía a observar.
Ya no sentiré el calor de la ira, ya no sentirá tampoco alegría,
de esa falsa conmoción que nos envuelve cuando algo agradable pasa…
Ya no, porque me estoy apagando.
Con cada exhalación, un poco de mi se disuelve en la nada oscura de mi olvido,
 La muerte penumbrosa sujeta mis sueños, los estruja hasta hacerlos gritar, y lentamente sigue aplastándolos hasta que revientan en su palma, salpicando la sangre tibia de la vida que les inyecté mientras creí en ellos,
Mientras pensé que algo bueno saldría de creerlos.
Luego solo queda el silencio, un mutismo eterno que terminará solo cuando el tiempo lo haga.
Porque las decisiones vienen con consecuencias firmemente sujetas a su mano, y esta es la que yo he decidido tomar.
La que venía con el paquete.
Dame la mano.
Sigo cayendo y no sé a donde, pero sé que ya no será lo mismo, bueno, por lo menos el dolor será diferente, habrá una variación en el sistema de tortura, un calvario por otro. 

miércoles, 31 de agosto de 2011

Ecuaciones

Esta entrada va con mucho cariño para estos tres dolores de cabeza...X3

El regreso de Teufel.

Sí, como en la película; después de mucho no pagar los servicios de mi compañía de internet, hoy por fin hago entrada después de no se cuantos meses de estar desconectada de todos ustedes (sé que son pocos ¬¬' no necesitan ser crueles)...aun no decido bien qué es lo que voy a publicar, pero por si las dudas ya saben que mientras dios preste vida y tiempo por aca me tendrán...


Saludos. D Teufel

lunes, 9 de mayo de 2011

Perros



Este dibujo es el comienzo de algo más grande; sin embargo, espero poder terminarlo, porque en lo personal, a mi me gustó mucho...=3
El día de hoy, como varios de los pasados han sucedido cosas feas en casa...=C, la verdad es que estoy cansado...mucho muy cansado.
Pero trato de animarme...
¿Qué más, no?

viernes, 6 de mayo de 2011

Haircut...



Este dibujillo está publicado en deviantart...ahi podrán ver más =3

Humanoid...



Hice el dibujo y encima le puse este filtro de rompecabezas...nada espectacular, pero no tenía mucho que hacer... =3
Gegen liebe...
Gegen hass
Gegen alles
Gegen alles...Ich Bin...
Humanoid.

lunes, 4 de abril de 2011

Capítulo 1


PASADO


La puerta al fondo del túnel principal se abrió de par en par, y gramos y gramos de polvillo cayeron de las paredes regándose por el suelo.
La siguiente puerta cedió como si la hubiera derribado una manada, y mi captor y yo entramos.
Lo único que podía ver eran los pasillos y la estructura del subterráneo que se dibujaban en medio de mi desastre personal, todo lo demás, no necesitaba mirarse, era pura sensación cruda y desesperante.
— ¡Camina…!—Scott, el enorme capitán del equipo de fútbol americano—parecía que los clichés era obligatorios en la vida de los menos afortunados, o sea yo—me empujaba como si jugara un partido conmigo en la posición del balón, mientras yo anclaba los pies en el suelo de asperón como si pudiera enterrarlos, resistiéndome a avanzar— ¡Camina Stern, camina!
Los gritos de Scott y los míos de resistencia, combinados, se propagaban por el espacio abierto, formando ecos en ascendente que viajaban a lo largo de las cúpulas, despertando de repente aquel sitio dormido.
— ¡No…no! ¡Alto, Van Heleen! 
Yo luchaba con uñas y dientes, aferrándome a permanecer fuera de las catacumbas; por nada del mundo—era claro—habría entrado por voluntad propia.
— ¡Escucha, Scott, no estaba molestando a Victoria, solo la saludé! ¡Déjame ir! ¡No te he dado motivos!—rogaba, yo rogaba, porque en ese momento no me importaba mucho mi dignidad, lo que me interesaba era deshacerme de la ruta a la que me dirigía.
Victoria, la novia de Scott era la chica más hermosa de todo el colegio, era pelirroja, parecía un ángel, y desafortunadamente entendí (muy tarde) que no debía ni voltear a verla, pues probablemente su novio andaba muy alto de hormonas— ¡Scott, yo no soy competencia para ti…! ¿Qué más da que alguien como yo la salude? ¡Ella hace como que no me conoce!
Yo temblaba como una hoja mientras que Scott me estrujaba con sus enormes puños alzándome en el aire, a punto de entrar a la sala principal del subterráneo.
—Tú no comprendes, Stern, no necesitas decirme que no eres competencia; no lo eres, ni nunca lo serás, pero quiero que te quede claro algo…—dijo acercando su rostro al mío, tanto que pude apreciar el brillo de su magnífico cabello rubio cenizo— No puedes desear con ese descaro algo que es mío. Además, no te soporto.
— ¿Yo que te he hecho? —le grité; estaba a nada de fundirme con su cara— Victoria no me habla desde que salen ¿Por qué me odias tanto?
Pero nunca ha sido fácil desentrañar la mente de los abusivos. Nunca.
Y aquella vez no iba a ser la excepción. Menos si era yo el que se beneficiaría si eso pasara.
Proféticamente, me arrastró por el pasillo, sin hacer caso de mis patadas, contorsiones, intentos fallidos de fuga, y mis otras cualidades inútiles de agilidad, y cuando ya habíamos cruzado por completo aquel pasaje, nos encontramos con una enorme puerta de madera de dos tablas que nos bloqueaba el paso.
La puerta de mis pesadillas.
Raramente, el candado en la aldaba estaba abierto.
 —Vas a entrar, Stern y te quedaras aquí, y veremos si vuelves a mojarte cuando salgas—me gritó salpicándome la cara de saliva.
—¡¡¡No…!!!—la cordura me abandonó de una forma tan lastimosa que inclusive pensé que de no ser—para mí—una situación tan grave, habría sentido vergüenza por semejantes gritos. .
Aquello era como un deja vu, pero no porque me hubiera sucedido antes, sino porque la sensación de derrota me era ya muy conocida.
Había sido parte de mi ridículo intento de desarrollo.
Van Heleen ató el nudo de la cuerda muy apretado alrededor de mis muñecas, no podría moverme ni un ápice, no sin ayuda, o no sin arrastrarme mucho.
— ¿Por qué haces esto? ¿No éramos amigos? ¡¡Dijiste que nunca lo dirías!!
— ¡Y no lo voy a decir, Tom! Sólo voy a hacer uso de tu desgracia para saciar mi enfermiza ira hacia ti…
Por lo menos comprendía que lo que hacía era enfermo.
Lo último que vi fue el puño de Scott viajando a mil por hora hacia mi cara.


Abrí  los ojos.
Y en ese efímero parpadeo deseé con todas mis fuerzas no haberlo hecho.
Aún estaba en el subterráneo, donde Van Heleen me había dejado atado, y con la cara doliéndome horriblemente.
Los recuerdos llegaron en el peor de los momentos y volví a sentir ese miedo viejo pero vigoroso que tanto odiaba, y que conocía muy bien.
Un día, de hacía varios años, jugaba con mi mejor amigo de esos días, Scott Van Heleen—ahora me parecía una ironía muy amarga—en un parque que hay a unas cuadras de mi casa; nos gustaba ir debajo de un puentecito que piedras y adoquines que saltaba un arroyo muy bajo y arrojar piedras al agua, y cualquier tontería que nos permitiera mojarnos y atascarnos de lodo.
Ese día, escuchamos un ruido.
Un sonidito bajo y melodioso, como una tonada emitida con la nariz, que sonaba lejana y triste, y muy atrayente, o tanto como podía resultarle a un niño de esa edad, que además era muy curioso.
— ¡Hey, Scott! ¿Escuchas eso?—le dije a Scott mirando hacia la entrada del subterráneo, un pequeño huequito entre unas, aquel canto salía entre las peñas como agua deslizándose entre los dedos.
Scott me miró, desconfiado, sosteniendo aún la gran piedra que planeaba lanzar al fondo del canal.
—Yo no escuché nada…
—Claro que sí, pero si lo aceptas tendrás que ir conmigo a ver—le dije torciendo la boca como un pato, me paré como uno también y puse las manos en asas, tratando de intimidarlo.
—No tengo que ir contigo a ningún lado, vine a revolcarme en el lodo y eso voy a hacer—Scott se enfurruñó y siguió con lo suyo, fingiendo que yo no existía.
Entonces, decidí que tenía que ir solo.
Me atoré en el hueco que constituía la entrada a las catacumbas, me demoré unos instantes mientras Scott se burlaba de mí, hasta que me hice más delgado y logré entrar. Caí de cabeza por una pared empinada que parecía una resbaladilla y aterricé en el piso dándome una vuelta de oso.
No pensé—después de esa caída— en otra cosa que no fuera la enorme suerte que había tenido, porque el haber entrado ya era un triunfo para mí.
Me levante, me sacudí el trasero de arena y traté de acostumbrar la vista a la iluminación del lugar.
Pensé que era raro que hubiera antorchas encendidas, porque por lo que podía deducir, alguien debía haberlas encendido, y se suponía que eso estaba abandonado.
No me di cuenta de que el canto había cesado hasta que volví a escucharlo, igual que afuera, era una tonadita dolorosa.
Se me encogió el estómago, que era el lugar que en ese entonces albergaba mis más intensas emociones…
Comencé a caminar, tratando de seguir el canto; había muchos corredores, pero a medida que recorría el que estaba frente a mí, la melodía se hacía más fuerte, más fácil de distinguir. Llegué a lo que parecía el pórtico más amplio y el más iluminado, y al final había una puerta, muy grande y ancha, de madera, con un candado, cerrado por supuesto; y aunque eso me desanimó un poco, no me detuve, me acerqué y traté de mirar por entre las grietas en la madera.
Dentro había libros, en libreros, claro, mesas, y…
Mesas y…
Una pecera gigante.
Y la música se volvía más fuerte…casi podía entenderla, aunque no conociera las palabras que formaban la canción.
Y dentro, había…
— ¡OYE, MOCOSO, QUE HACES AQUÍ DENTRO!
Salté del susto, y me despegué del portón, miré hacía la voz que me había gritado.
A izquierda, al fondo del corredor  había un hombre vestido con una bata larga y oscura; era viejo y feo.
Sin embargo, lo más aterrador en ese momento, y ahora, fue que, a la altura de sus rodillas, había “algo” pequeño que parecía una persona: tenía los ojos desmesuradamente abiertos, tanto que creí que se le saldrían, sonreía, con una mueca desquiciada, un hilo de baba le escurría por un lado de la boca, tenía los brazos mucho más largos de lo normal y la piel parecía quemada.
Caminaba en cuatro patas, casi arrastrándose con un rictus de dolor constante entremezclado con su sonrisa perturbada. 
Era el rostro de mis más horribles pesadillas.
Me quedé inmóvil, observando a aquella criatura moverse de forma terrible, sintiendo como se me erizaba la piel con solo mirar.
— ¡JUDAS, MÁTALO!—aquel anciano feo y encorvado gritó y la criatura a su lado comenzó a “caminar” moviéndose de manera repugnante, sacudiendo todos sus deformes miembros, acortando la distancia entre nosotros.
Retrocedí con miedo a estar paralizado, entonces, la criatura comenzó a gruñir, a emitir un ruido sordo, como si un animal herido se lamentara; tenía la sangre helada.
Y corrí; corrí tanto como mis vergonzosas piernas me lo permitieron, tratando con desesperación de encontrar la salida, memorizando los túneles que había recorrido para llegar hasta ese punto en el que me encontraba.
Sentía las lágrimas salirse de mis ojos, involuntarias, raudas, y escuchaba el jadeo y los miembros arrastrados de Judas detrás de mí, la risa burlona de aquel viejo ante mis lagrimas, y a la criatura acercándose cada vez más…
Sacudí la cabeza, tratando de olvidar los recuerdos, porque eran eso, recuerdos, aunque dolorosos y crueles, pero que regresaban de una forma desgraciada.
Porque la verdad era que por muy pasado que fuera, aquí estaba otra vez, metido en este maldito lugar del demonio del que con esfuerzos a duras penas había logrado salir.
¡Tenía que estar salado!
Había tardado tan tiempo en deshacerme de la fama de moja-pantalones, tanto tiempo en el que nadie me creyó lo ocurrido, tiempo en el que me esforcé tanto por olvidar lo que había visto, sentir el mismo miedo en sueños al ver como Judas me perseguía, para inmediatamente despertar con aquella melodía nasal que me había hecho entrar a las catacumbas.
Hasta que un día, yo mismo llegué a creerme el cuento de que nunca había visto nada; pero esta noche todo parecía confirmar mis sospechas.
Yo siempre dije la verdad, y Judas, el viejo, y el canto proveniente de la cisterna, todo había sido real, y quizá, si tenía muy mala suerte, todo seguía aquí.
De pronto, la calma se rompió, y mi sangre se heló al escuchar una melodía baja y gutural que provenía de un lugar detrás de mí. Me encontraba dentro de aquella habitación a la que no había podido entrar hacía tantos años; lo sabía porque la puerta de madera estaba delante de mí, cerrada, pues al parecer Van Heleen se había encargado de ella. Me arrastré tanto como pude haciendo acopio de fuerza y con el costado izquierdo más que raspado contra el suelo visualicé el lugar de donde venía el ruido.
En centro de aquella sala había un enorme tanque lleno de agua con una base metálica, lo que parecía una bomba de oxígeno estaba, empotrada a un lado emitiendo una serie de ruidos que parecían indicar que estaba funcionando.
Y dentro estaba lo que producía aquel hipnotizante sonido.
En las aguas verdosas y levemente iluminadas por las antorchas, flotaba un ser.
Contuve el aire mientras mis ojos se llenaban de la impresionante y absurda visión, y poco a poco, la imposibilidad se me fue rebajando, al mismo ritmo que mi curiosidad que no había desaparecido con los años, y a pesar de lo malo que me había causado, empezaba a ganar fuerzas.
Unas más fuertes que yo.
Una criatura completamente sobrenatural estaba dentro de la cisterna, con las manos pegadas al cristal, en las que se le podían ver diez finas garras negras donde la gente común tendría uñas cortitas y color carne; su rostro pálido hacía muecas de extrañeza cuando sus labios se pegaban al cristal como soplándolo, y sus ojos rasgados y de pupilas rojas que se parecían mucho a los ojos de las hadas y criaturas fantásticas en los libros infantiles, me miraban fijamente, parpadeando.
Tenía los cabellos largos y negros, como serpientes brillantes y ondulantes que se movían alrededor de su rostro, enmarcándolo, y tenía una cola.
Tenía una cola.

jueves, 24 de marzo de 2011

Tú y las edades.



He soñado a través de los aires del todo y de la nada,
A través de las brisas del pasado, los vientos del presente y los vendavales del futuro.
Y por más que trato de huir…
Siempre estás tú.
Esperando,
Aguardando a que mi alma te necesite, como inevitablemente, siempre hace.
Como incuestionablemente, siempre hará.
He amado a la nada, esperando que contrario a cuando te amo a ti y sufro,
La inexistencia de cuerpo y alma me absuelvan del dolor.
He amado a la noche,
He amado al día.
Incluso he deseado poner mis ojos en alguien que ya los tiene sobre mí;
Pero nada funciona, porque al igual que yo moviéndome a través de la distancia, del tiempo y de la tierra,
Tú viajas a través de los ensueños.
Te mueves emergiendo de un sueño a otro, zambulléndote en el siguiente deseo.
Violando la intimidad de los durmientes.
Buscándome.
Y como si fuera solo una lógica incuestionable.
Cómo si fuera cuestión de “la noche le sigue al día”,
Siempre me encuentras.
Porque intentar detenernos, es como retar el curso de la vida,
Querer obligar a los peces cruzar los cielos,
Desear que las aves se muevan a través de la densidad de los mares.
Es creer que el sol podría helarnos…
Y la nieve acogernos en el seno tibio de sus entrañas blancas…
Desear que no me llames y que no vaya a ti…
Es negar la vida misma,
Es desear que la tierra no despierte con la mañana.
Es querer que duerma para siempre.


sábado, 19 de marzo de 2011

Arte y Manías.

Insisto para todos aquellos que me preguntan que es lo que sale de su cóxis, pues es obvio que una cola!!!!!!!!!!
O no???
La verdad, para mi es muy obvio.
x3

viernes, 18 de marzo de 2011

Cuento Oscuro de un Elemental


PRÓLOGO


La vista se me nubló.
Era sencillo; ya no deseaba ser consciente de mí alrededor, me sentía tan insignificante como podía sentirme. Miré las heridas en mi mano derecha, probablemente nunca luciría como antes, pero qué más daba; me temblaron las rodillas y eso me hizo reaccionar, y de pronto resultaba mentira la primera sensación.
Sí deseaba seguir, a pesar de todo.
Me negaba rotundamente a aceptar un destino trazado por alguien más, y supe que me aferraba a ser libre, a decidir, a elegir.
Sabía, con más seguridad de la que me hubiera gustado, que la criatura que se acercaba tenía como opción muy verdadera matarme, pero yo tenía pies, y voluntad, y hasta que no me los arrancaran, no me daría por vencido.
Sin poder evitarlo, pensé en la sonrisa de aquella criatura fantástica, en lo último que le había escuchado decir, en sus palabras y el arrullo de su mirada mágica, sus ojos perversos y su naturaleza imposible, eso tenía que bastar, y aunque no era solo Androfatus, sino también la insoportable idea de quedarme en el olvido, y sumirme y aceptar la misma miseria de la que tanto había querido salvarle, iría por ambas cosas.
No podía perder lo único que tenía, y que nadie podría quitarme.
Mi fe.

Androfatus